OCURRIO HACE SEIS dias. Bajaba por la Tapia en direccion al Oasis, del cual aparecen aqui una fotos, y era mi timbiriche favorito, al cual asistia religiosamente para libar y conversar con el Crispin Rivas.
Jacinto el diminuto billetero, Don Juan aun a sus setenta, me lo informo, casi frente a la Casita Blanca. El cafetin habia cambiado de propietario. La onda bajo
abruptamente, un lustro de camaraderia llegaba al fin. Para muestra unos botones.
Pito, pescador, contable, ex-piloto, Julio el techero, Tobita el mecanico, Gabriel el gomero. Crispin chef, bartender, agricultor y fuente
de informacion sobre casi cualquier cosa. La conversacion por
lo general comenzaba con el precio del barril de petroleo, moviendose a la cuestion bancaria, la hipotecaria, cobre/hierro,
el medio ambiente jodido a diario por la industria de la construccion, los desarrolladores de vivienda.
Los originadores de hipotecas, banqueros, Wall St. y todo lo que de un modo u otro se vio afectado por la avaricia esa tan norteamericana de vivir prestado, hacer trampas para ganar como sea, incluyendo los deportes.
Habia otros personajes, Sammy Navieras, Nelson, Felix que durante el lapso de meses desaparecieron como fantasmas por
problemas de salud.
Lo mejor para el final. Crispin asaba lechones con sutileza, textura, fina mexcla de especies con batata, ademas de morcilla
y guineos en la epoca de Navidad. Intercambiamos semillas, plantas, arbustos, averiguamos nombres botanicos de un pocoton de cosas que el encontraba o tenia, al igual que yo. Por eso lo del Guayacan en el desierto,
habra que encontrar un nuevo oasis, preferiblemente en manos
endemicas. Pero se que ese tipo de conversacion no se repetira.
Los niveles de ruido en la mayoria de los timbiriches, llamados ahora pubs, sport bars con gigantescas pantallas de television o
velloneras cuyo volumen revientan el timpano mas templado hacen imposible el dialogo.
sábado, 8 de noviembre de 2008
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2 comentarios:
Saludos!
Hace no tanto tiempo, se conversaba en lugares que ya no se hace.
Ahora es como si nos hubiésemos vuelto telepáticos, temerosos, molestos de que alguien, que siempre lo hay, comience a hablar y no tengamos un celular al oído, un ipod o un esconder la cabeza entre los hombros que lo aleje.
Ruido, prisa, egocentrismo, tecnología, cambios en la manera de manejar la necesidad de comunicarnos?
De lo que nos pasó se puede decir mucho, y no fue sólo en la ciudad.
Muy certera su observacion. En adicion hay que decir que soy bastante huranho, no me gusta escucharme a mi mismo.
Ese egocentrismo tal vez causa
de haber perdido la capacidad
de convivir, de ser civil, esta
a cada paso al salir de la casa.
Pero una buena conversacion siempre es bienvenida, aun si al principio
cuesta salirse del mundito de cada quien, para penetrar/intentar comprender el del otro.
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